A pesar del carnaval, Brasil tiene una deuda con la comunidad LGTB (Foto: EFE)

A pesar del carnaval, Brasil tiene una deuda con la comunidad LGTB (Foto: EFE)

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A Brasil le precede una reputación de desenfado y tolerancia con la diversidad sexual, una imagen que contrasta con las estadísticas que revelan que en el país muere o se suicida una persona del colectivo LGTB cada 19 horas.

Estos datos revelan que en Brasil se comete el mayor número de crímenes contra este colectivo en el mundo, según la ONG Grupo Gay, que denunció recientemente que los homicidios de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGBT) pasaron de 343 en 2016 a 445 en 2017.

Una realidad que contrasta con la imagen del Brasil tolerante con con todas las formas de sexualidad que se proyecta durante su carnaval o con el mensaje de la marcha del orgullo gay más grande del mundo que se celebra cada año en la ciudad de São Paulo.

Amanda Castro, activista y responsable de redes sociales de “Tem local”, plataforma virtual que surgió en 2015 para que las personas que sufren casos de “LGTBfobia” puedan denunciar estos episodios, explicó a Efe que la imagen de tolerancia que ofrece Brasil durante el carnaval es “falsa”.

“¡Es una mentira!”, exclamó, “las mujeres, negros, LGBT sufren de forma similar, por los mismos agresores: padres de familia, blancos, heterosexuales, de clase media y motivados por pensamientos políticos, ideologías religiosas o creencias de una sociedad fallida y anticuada”, manifestó Castro.

A su juicio, “simplemente el país no tiene moral, no tiene el derecho de hablar de moral, pues está regido por la hipocresía”.

El problema ha sido denunciado con insistencia por organizaciones civiles y llegó incluso a la última edición de la revista “Rolling Stone”, que ilustró su portada con la cantante y drag queen brasileña Pabllo Vittar, quien reivindicó los derechos de este colectivo con el titular: “Una drag encima del escenario en el país que más mata LGBT en el mundo: Eso ya lo dice todo”.

Vittar, una de las figuras más populares de la farándula local, ha sido uno de los protagonistas del carnaval de este año al aparecer en el Sambódromo en la carroza “intolerancia”, en el desfile de la escuela ganadora, Beija Flor (colibrí), que denunció la discriminación entre los males que azotan al país.

Las políticas sociales impulsadas en los últimos años en favor de la igualdad, como la legalización del matrimonio homosexual y de la adopción a parejas del mismo sexo, no han logrado acabar con los prejuicios.

“Vivimos una gran crisis política, tenemos políticos, religiosos e incluso youtubers que exponen su odio y prejuicio contra las minorías, especialmente la población LGBT, haciendo que gran parte de la población cree odio e intente atacarnos”, denunció Castro.

“Sería incapaz de amar a un hijo homosexual, preferiría que muriera en un accidente a que apareciera con un hombre con bigote por ahí”, es una de todas las afirmaciones homófobas que ha proclamado el diputado de extrema derecha Jair Bolsonaro, uno de los favoritos en las encuestas electorales para los comicios presidenciales de octubre.

El aumento de la influencia de las iglesias evangélicas y su presencia en la vida política, como en el caso del alcalde de Río de Janeiro, el pastor Marcelo Crivella, sobrino de un magnate de medios de comunicación, es otro lo de los factores que, según la activista, alimentan los prejuicios.

“La política y la religión siguen alineadas, de forma extremadamente negativa, provocando esas persecuciones contra la población LGBT, como si fuese un problema y como si fuésemos el único problema social de Brasil”, concluyó Castro.

(Fuente: EFE / Andrea Usero)

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