Luiz Loures. (Foto: Europa.eu)

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Para poner fin a la epidemia del SIDA, habría que brindar tratamiento al doble de las personas que en la actualidad, afirma el director ejecutivo adjunto de UNOSIDA, Luiz Loures en conversación con DW.

DW: El número de nuevos contagios con el virus VIH desciende a nivel mundial. La única excepción la constituyen los jóvenes homosexuales. ¿Cuál es la causa?

Luiz Loures: Se trata de una tendencia global. En Asia, Europa y Estados Unidos aumenta el número de hombres homosexuales jóvenes. Ya no se cuidan tanto como los de la generación anterior. La única epidemia realmente global de hoy es la del VIH entre jóvenes homosexuales. Eso preocupa mucho a ONUSIDA.

¿Se destacará esto en futuras campañas de prevención?

De todas maneras. Debemos concentrarnos en ese grupo y promover los exámenes de SIDA, porque el diagnóstico es extremadamente importante. Quien lo detecta tempranamente tiene mejores posibilidades de tratamiento. A nivel mundial hay unos 20 millones de personas que se han contagiado con el VIH y no lo saben, porque no se han examinado. Eso equivale a más de la mitad de todas las personas infectadas en el mundo.

¿Difieren los resultados de la lucha contra el SIDA en el norte y el sur?

El continente africano es el más afectado por la epidemia, pero también allí se pueden observar muy buenos resultados. Sudáfrica es el país donde más personas con VIH y SIDA son tratadas; existen allí tratamientos innovadores y estrategias políticas.

¿No falta dinero en muchos países pobres para brindar a todos acceso a medicamentos y tratamientos?

Naturalmente, los países de menores ingresos requieren más respaldo internacional. La voluntad política de combatir la epidemia existe en la mayoría de los Estados afectados, pero vemos con preocupación que la ayuda financiera de los países industrializados va en retroceso. La solidaridad no debe cesar. Es una obligación ética.

¿Cuánto dinero falta?

Actualmente, la comunidad internacional, sumados los países ricos y los pobres, aporta cerca de 19.000 millones de dólares para la lucha contra el SIDA. Hasta ahora, esos aportes habían aumentado siempre. Está previsto que lleguen a 38 mil millones de dólares hasta 2020. Sin embargo, observamos justo lo contrario. De facto, la suma se estanca o incluso se reduce. Y eso no debe ocurrir por ningún motivo.

Brasil luchó con éxito ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) para suspender los derechos de patentes de medicamentos antirretrovirales, contribuyendo así a posibilitar tratamientos más baratos con genéricos. ¿Habrá en el futuro nuevas pugnas por patentes?

El tema de las patentes sigue siendo importante, porque se autorizan nuevos medicamentos que son más eficaces y despiertan grandes esperanzas en el mundo, pero que son muy caros. Los países más pobres no pueden costear esos cócteles de medicamentos que salvan vidas. La solución radica por lo tanto en un nuevo debate sobre las patentes.

¿Es la resistencia de los países industrializados tan fuerte como en los años 80 y 90?

La discusión es hoy en día mucho más constructiva que hace 30 años, también en las empresas farmacéuticas. Hemos aprendido unos de otros. Sin lugar a dudas, en la industria farmacéutica existe hoy disposición a participar en la lucha contra el SIDA. Pero tenemos que discutir abiertamente nuestras diferencias y encontrar soluciones. El precio de los medicamentos no debe impedir que cada vez más pacientes tengan acceso al tratamiento que necesitan.

¿No es eso poco realista?

La postura de UNOSIDA es clara: todo aquel que lo requiera debe recibir acceso a tratamiento médico y medicamentos. Hay una serie de acuerdos internacionales como el tratado de Aspectos relacionados con el comercio de los derechos de la propiedad intelectual (TRIPS), que permiten la rebaja de precios y la producción de genéricos. La tarea de UNOSIDA es velar porque más personas reciban tratamiento. Nos habíamos propuesto lograr que 15 millones de personas tuvieran acceso a medicamentos hasta 2015, y ya casi hemos logrado esa meta. Pero, para poner fin a la epidemia del SIDA, debe brindarse tratamiento a más del doble de pacientes. Para eso, también los nuevos medicamentos antirretrovirales deben ser asequibles.

¿Cuándo habrá una vacuna contra el SIDA?

Todavía no es previsible. Se invierte demasiado poco en la investigación. Mucho más positivas son las perspectivas en lo tocante al tratamiento; en eso la investigación avanza a nivel mundial. Espero que en 5 años lo logremos.

(Fuente: Fernando Caulyt/Deutsche Welle )

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