Durante el verano, las temperaturas mayores exigen al organismo hidratarse frecuentemente y nuestro apetito se ve disminuido, más aún en los adultos mayores. (Foto: Pixabay)

Durante el verano, las temperaturas mayores exigen al organismo hidratarse frecuentemente y nuestro apetito se ve disminuido, más aún en los adultos mayores. (Foto: Pixabay)

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El envejecimiento es un proceso natural que genera cambios en el organismo, los cuales afectan la alimentación: desde la regulación del apetito y la sed, la masticación, disminución del sentido del gusto, trastornos de la digestión, aletargamiento del tránsito intestinal hasta la forma de aprovechar los nutrientes obtenidos a través de los alimentos. Es por eso que asegurar la correcta salud de un adulto mayor es una tarea de todos los días.

Dichos cambios, sumados a las preferencias y hábitos alimentarios de cada persona y los factores ambientales y sociales, influyen en que la persona de la tercera edad no pueda, en muchos casos, mantener un peso saludable, músculos y huesos fuertes y un sistema inmunológico adecuado que la proteja de enfermedades.

Durante el verano, las temperaturas mayores exigen al organismo hidratarse frecuentemente y nuestro apetito se ve disminuido. Patricia Chávez, coordinadora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Privada del Norte (UPN) explica que esto se vuelve crítico para el adulto mayor pues “está alterada la sensación de sed y pueden estar sin tomar líquidos por mucho tiempo. Es importante que se le ofrezca frecuentemente líquidos, no solo agua pura, sino también jugos de frutas y otras preparaciones que los contengan”.

Según la especialista, se debe incluir diariamente en la alimentación de un anciano:

1. Frutas: (sandía, melón, papaya, entre otros) y verduras (lechuga, espinaca, zanahoria, pepino, entre otros), las cuales ofrecen un mayor contenido de vitaminas, minerales y fibra, encargados de mejorar las defensas naturales el cuerpo y contribuir a mejorar la hidratación y el tránsito intestinal.

2. Lácteos, huevos y carnes: por su alto contenido de proteínas y calcio, fortalecen músculos y huesos, favoreciendo su movilidad, actividad y fuerza.

3. Cereales: arroz, avena, trigo, así como cereales integrales que brindan energía y aportan fibra.

4. Alimentos que contienen omega 3, 6 y 9: pescados azules (bonito, jurel, caballa, anchoveta y atún), aceites vegetales como el aceite de oliva y sacha inchi y frutos secos, los cuales aportan grasas saludables con efecto cardio protector.

Como el apetito se encuentra afectado en el adulto mayor, es preciso establecer un esquema de comidas más frecuentes, debiendo fraccionarles al menos en 5 principales: desayuno, almuerzo, cena y 2 refrigerios. Además, agrega Sánchez, para facilitar la masticación, se puede seleccionar preparaciones con texturas semisólidas, como purés o cremas, guisos que permitan una cocción mayor de los alimentos, así como cortes de carne más suaves o incluirlas en las comidas en forma de picados.

Por último, considerar que, para disfrutar de las comidas y aprovecharlas al máximo, se debe ofrecer opciones variadas de alimentos, preparaciones novedosas y sobretodo apetitosas, que tomen en cuenta las preferencias y costumbres de los adultos mayores, debiendo planificar el menú diario, pensando en ellos y en su disfrute.